Este joven pastelero ruso trabaja en la actualidad como responsable de los postres del restaurante Oblaka, en Kaliningrado (Rusia). En sus propuestas el helado juega un papel relevante, introduciendo matices, un sabor y un equilibrio fundamentales para obtener una mayor profundidad en el plato. Cuenta con el nitrógeno líquido como aliado para “mantecar” el helado porque es un método de trabajo rápido con el que puede dar respuesta al elevado volumen de comensales del restaurante. Así, asegura, puede ofrecer una textura adecuada al helado o al sorbete con una calidad regular y al más alto nivel.
En sus inicios, incursiona más a fondo en el postre y en las nociones básicas de heladería de la mano de Alexey Grebenshchikov, de Bourgeois Bohemians. Entonces tenía 18 años y con Grebenshchikov comprende que los helados y sorbetes no son un mero elemento del postre, sino el principal compañero de viaje del profesional para ir más allá de lo convencional.