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Carolina Barragán

Caravellé Última revisión 12 dic 2024
Carolina Barragán
Un 80% de todo lo que usa Caravellé es de origen mexicano, incluida la maquinaria

La heladería no entraba en los planes de esta cocinera cuando le encargan la partida de postres de restaurantes como Pujol, en México, y Martín Berasategui, en España. Y es en estos dos restaurantes donde empieza a trabajar en el helado, de forma empírica y autodidacta. Pero el interés por la heladería, que arranca de manera inducida y circunstancial, acaba siendo totalmente deliberada y vocacional. Empieza a familiarizarse con la literatura del sector y conoce a Angelo Corvitto, quien se convertirá en uno de sus referentes en sus inicios. Así cuando aterriza en el restaurante del Hotel Sant Regis, en Ciudad de México, gana confianza para lanzar una carta de helados y sorbetes más personales y creativos.

Tras esta experiencia funda Caravellé, una heladería de autor que se está abriendo camino en Guadalajara (México) promocionando la calidad y diversidad de los ingredientes de la despensa mexicana. Sus helados se realizan con ingredientes locales y poco empleados en el obrador para presentar una oferta diferencial. Su intención es, así, sorprender a la clientela con helados especiales, de flores, hierbas y productos locales de la geografía mexicana que destacan por su calidad o tradición, como la vainilla de Papantla, el cacao de Tabasco, la cajeta de Arandas, los frutos rojos de Jocotepec.

La sostenibilidad es otro de los leitmotivs de Barragán. La casa que alberga su heladería y obrador, también acoge una zona de reciclaje del desperdicio alimentario del negocio que se convierte en compostaje y en fertilizante para el huerto de Caravellé. Carolina Barragán también ha puesto en marcha una zona de reciclaje de los envases de la heladería.

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