Juan Pablo Restrepo es otro ejemplo del poder de seducción de un oficio como la heladería. Dedicado durante años a las finanzas de mercado, recorre medio mundo hasta que recala en Barcelona. En la ciudad condal continúa con las finanzas hasta que cierra la oficina y decide cambiar de tercio en otro sector tan distinto como la heladería. Formado en la Carpigiani Gelato University de Bolonia, Italia, se va formando en varios cursos hasta que alcanza el máximo nivel en formulación. Complementa esta formación con el trabajo en varios obradores italianos para regresar a Barcelona y montar Gelatology.
En su pequeña heladería barcelonesa se ha especializado en los helados y sorbetes alcohólicos, desde las cervezas artesanas locales, a los vermouth y pisco sour, entre otras bebidas, así como otras propuestas gastronómicas. Uno de los leitmotivs de su filosofía es alejarse de los sabores tradicionales que se suelen ofrecer en las vitrinas de las heladerías. Una aspiración que es posible gracias a una clientela abierta a probar helados diferentes, en un barrio predispuesto también a aceptar y hacer suyos establecimientos comerciales poco convencionales. Restrepo también complementa sus helados con otros sabores para reforzar todo tipo de matices, como la acidez, etcétera.