Joven y doblemente apasionada por la pastelería de restaurante, Julia Soria siente especial predilección por el helado. No en vano suele ser uno de los grandes protagonistas de sus postres, pero no sólo en forma de quenelle porque a menudo introduce otras presentaciones divertidas. Apuesta, además, por trabajar el helado no únicamente como se suele hacer en el restaurante, es decir con mantecadoras de sobremesa, sino que también le gusta la textura del parfait y la que deja la congelación acelerada del nitrógeno líquido.
El trabajo metódico y la formulación heladera le han permitido acercarse a la pastelería con otro rigor y una mirada mucho más química. Entender el papel que juegan los principales ingredientes en el helado ha cambiado, así, su perspectiva, acentuando la técnica en sus elaboraciones.