Pablo Lagrutta
Procede de una familia que regenta en la actualidad una confitería histórica de origen catalán de la ciudad argentina de Rosario, Nuria. En esta pastelería se elabora helado desde los años cincuenta y es donde Pablo Lagrutta comienza a familiarizarse con el lado más profesional de la heladería. “Siempre estuvo ahí el recuerdo de lo ricos que eran esos helados de mi padre. Con el tiempo, cuando cumplí 18 años me fui a recorrer Europa como otros muchos jóvenes argentinos que acaban secundaria. En el viaje probé helados italianos, que eran extraordinarios. Cuando regresé, reuní las recetas viejas de Nuria y comencé a jugar con una mantecadora polivalente pequeña de Bravo que usábamos para elaborar bavaroise y postres”, rememora.
Desde ese momento vio que en la zona de Rosario había un nicho de mercado interesante para otro tipo de helado más natural. Este fue el germen de la heladería que verá la luz años después (en 2013) en su ciudad, Salva Helados.
Tras la consolidación de la marca en Rosario, junto a Soledad Terrile y otros socios abre una segunda heladería en Barcelona en 2024. Un establecimiento en el que ya no se juega exclusivamente con una oferta tradicional argentina, sino también con sorbetes y helados de productos de la huerta propia así como con la experimentación en la combinación de sabores.
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