La Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (Afadhya) acaba de dar a conocer los resultados de la última investigación sobre el consumo de helado artesano en Argentina. Entre las principales conclusiones del estudio realizado junto a la consultora D’Alessio IROL, se desprende que “el 89% de los argentinos elige los chocolates y variedades de dulce de leche como sus favoritos”.

Heladería argentinaEl estudio también apunta al helado como un revulsivo para mejorar el estado de ánimo del consumidor. Según el presidente de Afadhya, Gabriel Famá, “cualquier momento, estación o situación es bueno para tomar un helado que mejore el estado de ánimo”. En esa línea, para la mayoría de los encuestados el helado artesano se relaciona con términos como “delicioso”, “placer” y “calidad”, y se considera un aliado que beneficia el estado de ánimo, brindando un tiempo de paz con la posibilidad de reducir el estrés y la angustia.

Entre los helados preferidos por los argentinos se mencionaron sobre todo siete gustos, entre los que el chocolate y el dulce de leche fueron seleccionados como favoritos, seguidos por las frutas. Los 15 primeros helados son:

  1.  Dulce de leche granizado 50%.
  2. Chocolate con almendras 49%.
  3. Dulce de leche 43%.
  4. Sambayón 41%.
  5. Chocolate amargo 38%.
  6. Frutos rojos 34%.
  7. Frutilla con crema 33%.
  8. Chocolate 33%.
  9. Limón 28%.
  10. Mascarpone 28%.
  11. Tramontana 27%.
  12. Mousse de chocolate 27%.
  13. Tiramisú 24%.
  14. Crema americana 24%.
  15. Cereza a la crema 24%.

Por otra parte, a la hora de inclinarse a elegir un helado, las principales valoraciones por parte de los consumidores son: el sabor y la atención. Si bien los nuevos sabores son valorados, esto ocurre en menor grado frente a la calidad y el reconocimiento de los sabores de siempre, que es un pilar para el 90% de los encuestados. Además, en el momento de la compra, el 83% de los encuestados reconoció que sabe dónde comprar helado artesano.  Se mantiene la relevancia de la mención de compra del formato “familiar” de un kilogramo, especialmente en hogares en momento de crecimiento familiar. Mientras que los millennials parecen optan por el tamaño de 250 gramos.