Desde su nacimiento en 1984, Arte Heladero ha sido un intermediario entre todo lo que acontecía en el sector y los heladeros. La revista ha ido consolidando lo que se ha ganado a pulso con los años, un papel decisivo en la elaboración y difusión de la información que define el sector. A través de nuestras páginas los lectores se han formado una idea del mundo del helado, cohesionando una heladería frágil por definición. Y es que hasta no hace mucho el sector estaba muy fragmentado por el individualismo de los profesionales y porque la heladería no estaba considerada como una verdadera disciplina gastronómica. Este contexto adverso ha hecho necesario el papel de una cabecera que aportara unidad y un sentimiento de vínculo gremial. No nos hemos conformado con informar y crear contenido, nos hemos implicado en la continuidad del oficio, proyectando una imagen de renovación de una heladería muy asociada a la tradición.

El advenimiento de Internet y las redes sociales ha traído como consecuencia cambios profundos en nuestra sociedad, que obviamente también han llegado a la heladería. Los hábitos de consumo de la información han variado y nuestros lectores tienen ahora otras ventanas desde las que observar y participar en lo que ocurre en el sector. Sin embargo, Arte Heladero continúa trabajando más que nunca para informar y crear un contenido de calidad que impulse el avance. Una labor que no se agota en la publicación de contenidos. Porque no nos olvidamos ni por un segundo de que tiene todo el sentido del mundo que bajemos a la arena a participar en la dinámica de un sector que está progresando a todas luces.

Por esta razón, teníamos claro que nuestro 40.º aniversario era una oportunidad única para proponer una actividad diferente. En Arte Heladero 218 queríamos conectar la heladería con otras disciplinas, que interactuaran heladeros con cocineros, cocteleros y pasteleros y, también, proponer retos técnicos y creativos que ampliaran el horizonte del helado. Llevamos más de medio año inmersos en un proyecto nada fácil de llevar a término y del que no podemos estar más contentos con el resultado. Y todo en una jornada de fraternidad desarrollada en la Escuela de Heladería Albert Roca. Gracias a todos los que nos habéis ayudado a hacer esto posible. A por 40 años más.