Pese a su implicación total en el ambicioso proyecto de investigación sobre el pan del equipo interdisciplinar Modernist Cuisine, con sede en Washington, de tanto en tanto el mexicano Francisco Migoya aprovecha para incursionar en otros terrenos para “desintoxicarse” un poco de esta inmersión total en la panadería. La pastelería y la heladería son sus dos vías de escape más habituales.

El advenimiento del verano y el lado divertido del helado son dos elementos que juegan a favor de este producto para que esté siempre presente de alguna manera u otra en su producción artesana. En este sentido, su última aventura ha sido la elaboración de este curioso polo, realizado con dos moldes. Por un lado se encuentra el polo de helado de vainilla y, por el otro, un sorbete de frambuesa en forma de labios. Una sencilla composición, botón de muestra de la genialidad de uno de los pasteleros más brillantes de Estados Unidos, tanto en creatividad como en investigación.