Eduard Eroles, referente en el sector heladero desde los años 80, falleció el sábado 6 de julio a los 78 años.

Eroles nació en El Poal, un pequeño pueblo de Lleida en 1946.  Estudió Teología, con 12 años entró en el seminario menor de los Capuchinos de Igualada y en 1970 dejó la orden al no sentirse lleno interiormente. Años más tarde, ejerció como director comercial de una firma de equipos de calefacción en Barcelona hasta que la empresa quebró y se quedó sin trabajo.

Fue en el 1982 cuando Eduard y su mujer Maria Jesús Martí, que había sido monja secular, pasaron unos días en Ciutadella, pueblo natal de ella, y conocieron a unos representantes de Eurofred. Eduard decidió aprender a hacer helados de manera autodidacta y ambos inauguraron Sa Gelateria en una cueva rehabilitada de Bajamar, en el Puerto de Ciutadella (Menorca), donde los pescadores guardaban sus barcas y enseres. Un establecimiento fuera de lo común con una terraza con sillas de estilo menorquín, pero sin mesas, propiciando la conversación entre desconocidos y convirtiéndose así en un punto de encuentro, de tertulia y de ideas mientras se disfruta de un helado. Esta filosofía casi humanista del negocio heladero se ha implantado en el resto de establecimientos propios y franquiciados de Sa Gelateria.

Siempre interesados en investigar y mejorar, Eduard y Maria Jesús también fueron pioneros en la introducción de sabores novedosos en la isla como el dulce de leche o el de maracuyá. Y en algo que destacaron desde los inicios fue en la utilización de una amplia gama de ingredientes autóctonos como la Pomada o el figat.

El futuro de Sa Gelateria está garantizado con su hija Aina Eroles, que ha heredado la pasión heladera.

Desde Arte Heladero queremos hacer llegar a amigos y familiares de Eduard nuestro más sincero pésame.