Es el heladero de referencia en Córcega, un maestro artesano que no se conforma con el trabajo de tienda. Las continuas salidas del obrador de Pierre Geronimi, en busca de la colaboración con reputados cocineros y pasteleros de Francia, le han granjeado un merecido reconocimiento en el país galo. En la línea de llevar el oficio más allá de las cuatro paredes del obrador, ha participado recientemente en un nuevo acto que se sale del guión de las jornadas maratonianas de la temporada alta heladera.

En la localidad corsa de Sagone, Geronimi fue uno de los protagonistas del concierto A musica tra natura è gusti, donde se pudo degustar algunos de sus helados mientras el público asistía a un concierto de la orquesta Paris Classik. Los músicos interpretaron obras como La Belle Meunière de Franz Schubert, Quinteto La Trucha del mismo compositor y otras piezas musicales.

Geronimi registra en helado una paleta de sabores amplísima, donde cada ingrediente es una nueva aventura técnica y sensorial. Conseguir emocionar y que sus helados se recuerden son dos de sus grandes pasiones. Con esta finalidad trabaja con productos excelsos. Además del helado a granel y de sus creaciones personalizadas para restaurantes y pastelerías, tiene un rico surtido de tartaletas heladas en sus heladerías de Mónaco, en Córcega (Sagone) y Grenoble (Seyssin). Su línea de tartaletas heladas es hoy uno de los formatos más emblemáticos. 

Pocos son los heladeros que han vinculado música y heladería, uno de ellos ha sido Leonardo Ceschin, que se inspira en obras de música clásica de compositores italianos para crear helados presentados en elegantes cubetas