Su padre, aficionado a la elaboración de dulces, fue quien animó a Dani Vila a dedicarse a la pastelería. Tras unos primeros pasos en negocios emblemáticos de Cardedeu y Granollers, se incorporó al equipo del Hotel Juan Carlos I de Barcelona, donde conoció a Eric Ortuño, con quien empezó después una andadura que combinaría la producción de restaurante en Hofmann con la docencia.
Cansado de los viajes diarios de tren de hora y media desde El Montseny hasta la ciudad condal, decidió abrir junto a su pareja Anna Fernández una pastelería en Sant Celoni en el año 2000. Tras 20 años de trayectoria, sufrieron un revés, ya que sus arrendatarios rescindieron el alquiler del local. Sus amigos floristas Núria Muñoz y Carles J Fontanillas les ofrecieron la solución: unirse y abrir la pastelería-floristería La Fusió en 2022, también en Sant Celoni.