Desde su pastelería en Vancouver, Canadá, efectúa una pastelería que tiene en el nombre de su establecimiento una perfecta carta de presentación, Mon Paris. Así, Elena Krasnova transforma su formación en Francia y sus referentes “patissiers” en el sustrato desde el cual elaborar una pastelería de autor, desenfadada, colorista, innovadora, pero siempre deutora de los clásicos de la pastelería universal.