Miguel Blasco, el hombre de las masas de Cal Jan (Torredembarra, Tarragona), le debe su ascendente trayectoria no al paso por una escuela sino a su gran capacidad autodidacta.
La amistad que le unía con Rafel Aguilera, copropietario de Cal Jan, le llevó a trabajar con él. Lo que empezó con tareas básicas, pelando frutas y haciendo cosas sencillas, se fue convirtiendo poco a poco en una pasión, especialmente por la bollería. Aunque ha gozado de asesorías con figuras como Toni Vera, Matthieu Atzenhoffer o Ignacio Ramiro, asegura que las masas necesitan muchas horas de dedicación, pruebas y errores para convertirse en un experto.