Combina la gerencia del Forn del Barri en Barcelona y del obrador y punto de recogida Apassiona’t en Ripollet (Barcelona) con la docencia en varios centros, como la Escuela de Hotelería y Turismo de la ciudad condal.
Este profesional, que tiende a trabajar con harinas de trigo que cosecha en sus campos de cultivo de la provincia de Castellón, sostiene que la panadería es un oficio muy pasional cuyo principal reto consiste en buscar la regularidad de un producto vivo, una masa que “con un gramo de levadura evoluciona. Le afecta el aire, la humedad, las temperaturas del obrador y de cocción… influyen tantos factores que cada día no tienes el mismo producto”.
