Cuando era niña, su modelo fue su abuela materna, que vivió en una ciudad de la región andina peruana de Cajamarca y se dedicó a la panadería artesanal para sacar adelante a su familia. Años más tarde, tras el nacimiento de su hija, la limeña Zara Alanya decidió enfocarse en la pastelería como sustento para las dos. Con ayuda de su madre, viajó a Barcelona para estudiar en prestigiosas escuelas como Hofmann, la EPGB y l’Atelier.
Al regresar a Perú, empezó vendiendo postres a sus amigos y en oficinas cercanas al negocio de su madre. Como la demanda no paraba de crecer, decidió abrir Zara Alanya Repostería en 2015 y ya cuenta con dos exitosos locales. Asimismo, el ranking independiente La Liste le entregó el premio Gemas Descubiertas (establecimientos poco conocidos o difíciles de encontrar) en 2024.