El Tast Solidari (Degustación Solidaria) de la heladería de Badalona Can Soler llegó ayer jueves a su cuarta edición. Se trata de una degustación popular que se marca un doble objetivo. Por un lado tiene la voluntad de llevar a la calle el proceso de selección de la novedad estrella de la campaña de verano a partir de seis helados preseleccionados por la familia Soler y, por el otro, tiene una finalidad solidaria. A través de las catas las personas votan por su helado preferido, un resultado que todavía no se ha desvelado porque se están recontando los votos en estos momentos. Cada degustación tenía un coste de 50 céntimos. El dinero recaudado irá a parar a la Escuela de Educación Especial Llevant para que sus alumnos, niños huérfanos, puedan disfrutar de los helados de las tiendas Soler de Badalona.
Los seis helados de este año se caracterizan por una importancia creciente de las especias y por las referencias a la pastelería, tanto a especialidades clásicas como el sacher y el lemon pie, como a la inclusión de elementos pasteleros que refuerzan el carácter y la personalidad de las propuestas. Uno de ellos fue el Helado Sasha, helado de fresa con chocolate, e inclusión de frambuesa liofilizada y crumble de cacao, se planteó como una variante en sabores de la clásica tarta Sacher. Otro de los helados fue Indian Chai, un helado de base láctea aromatizada con té negro y una mezcla de especias, jengibre, clavo y pimienta negra, y con tropezones de pan de especias. Lemon pie fue la tercera, con un helado de limón con crumble, merengue flambeado y mermelada de jengibre. Para los chocolateros la familia Soler ideó el helado de chocolate-pimienta negra y patatas pajas, encapsuladas con un chocolate especial, compuesto de vinagre de Módena, pimienta negra y sal. La quinta propuesta fue Milhojas de nata (Tortell de nata), helado de nata con un toque avainillado, y un polvo de piñones, almendra y caramelo amargo. Este helado llevaba capas intercaladas de helado y milhojas. El único sorbete de las seis propuestas fue el que denominaron Cozumel, en alusión a una isla mexicana, una curiosa combinación de sorbete de lima, vainilla y cilantro. Tal y como explica Carles Soler, esta referencia se inspira en el popular cebiche.