La crisis sanitaria ha dado la oportunidad a Carolina Barragán, propietaria de Caravellé en Guadalajara (México), de dar un nuevo impulso a sus helados. Tal como ella misma asegura, "estos meses de pandemia nos han servido para reinventarnos creativamente, ampliando nuestra oferta en la tienda. En adelante vienen cosas buenas, nuevas. A todos nos cambió la mentalidad y nos cambió la forma de ver el manejo de la heladería”.
Manteniendo su compromiso con la sostenibilidad y la ecología, la joven heladera está trabajando intensamente en dos líneas que reafirman su filosofía de negocio: la promoción de la diversidad de la despensa mexicana y la experimentación que tanto le gusta y que ya exploraba cuando trabajaba en restaurantes de alta cocina. Además, Barragán también está ampliando la vitrina de helados, dando mucha más relevancia a la venta directa al público que a la distribución a los restaurantes que tanto están sufriendo durante la pandemia.
Helado de chocolate con chile, marmoleado de frambuesa con coco, helado de fresa con lima, ciruelas rojas con un toque de vino tinto, helado naranja/cold brew son algunas de las propuestas que ejemplifican a la perfección este impulso creativo.