El estado de alarma decretado por el gobierno de España ha supuesto el cierre de todo el comercio minorista, excepto aquellos establecimientos enmarcados dentro de las denominadas actividades esenciales.
Los supermercados y pequeñas tiendas de alimentación han podido desarrollar su actividad habitual durante estas semanas, pero no se han limitado a vender productos de primera necesidad, sino que han servido sin restricciones toda su oferta, postres y helados incluidos.
Numerosas pastelerías, gracias a la venta de pan, han podido sortear la prohibición, e incluso algunos restaurantes también han mantenido el servicio de comida para llevar.
Sin embargo no han tenido tanta suerte las heladerías artesanas, que no han podido abrir sus puertas con el inicio de la primavera, como es costumbre. Cada día que pasa es un día perdido y no recuperable, en una actividad fuertemente marcada por la estacionalidad. Así, los heladeros están viendo con impotencia cómo el helado se ha convertido en uno de los productos más consumidos durante estas seis semanas de confinamiento, sin poder participar de ello.
Desde AH nos sumamos a la exigencia de todo el sector heladero en su conjunto, encabezado por la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (Anhcea), para que se autorice la apertura inmediata de los establecimientos de heladería. Y suscribimos en su totalidad la carta que el presidente de la entidad, Marco Miquel, ha remitido al Ministerio de Sanidad.
Nos consta que la inmensa mayoría de las heladerías artesanas están preparadas para garantizar tanto la producción como la venta de helados, sin que ello entrañe riesgo alguno ni para los trabajadores ni para los clientes. Y si hubiera que cumplir alguna exigencia más, no tenemos dudas de que el sector haría el esfuerzo requerido.
Es obvio que nos referimos exclusivamente a la venta de helado para llevar, y no a la consumición en locales o terrazas. No habría por tanto diferencia alguna con respecto a la venta de pan en una panadería.
Que las heladerías permanezcan cerradas supone un agravio injustificable y un grave varapalo para un sector que tiene que concentrar la mayor parte de su facturación en seis meses escasos, y ya se ha perdido el 20 por ciento de la temporada.
En definitiva, exigimos a las autoridades autonómicas y estatales que se hagan cargo de la situación y que no demoren más el permiso para que los heladeros puedan hacer lo que mejor saben, prestar a la sociedad un momento de felicidad a través sus helados, algo que en estos días sí que es esencial y de primera necesidad.