En 2016, Matteo Reggio, junto con varios amigos, abrió Paral·lelo en la calle Séneca, una de las heladerías con mayor proyección en Barcelona. Seis años después, inaugura un segundo punto de venta el pasado 26 de junio en Passeig de Sant Joan número 25. Un paso muy meditado, tal como explica. “Llevamos años, desde antes de la pandemia, buscando un local. Como Paral·lelo funciona bien, creímos que había mercado para otra tienda. Además, en Séneca hemos llegado a un tope de venta, no hay mucho margen de crecimiento, ¿así que por qué no intentarlo?”.
Respecto a la localización, tenían claro que no se podían mover de Barcelona para poder tener el control y hacer una buena gestión. Reggio reconoce que les ha costado mucho elegir la calle. “Nos gusta la zona baja de Passeig Sant Joan porque no hay una excesiva oferta de helados y estamos cerca de la zona turística, pero no 100% dentro. Siempre hemos descartado el Barrio Gótico, el Born y El Raval porque nuestra base de clientes no son turistas. Este paseo nos permite tener una clientela fija que va a pasear los domingos”. Además, añade, “no ha sido fácil encontrar un local que encajara con el tamaño, el alquiler”.
La filosofía de trabajar con producto de calidad y temporada, así como explorar combinaciones poco vistas de sabores, se mantiene en este nuevo establecimiento. “Simplemente queríamos hacer un Paral·lelo 2.0, mejorar la experiencia para el cliente y para el equipo. Hemos aprendido de los errores de juventud y no los vamos a repetir”, asegura.
Para el interiorismo, Reggio ha confiado en Andrea Soto Studio Design que ha creado un espacio limpio, elegante sin ser frío, que respeta la imagen y esencia de la heladería. En unos 60 m2 (entre 35 y 40 m2 de zona de venta), la oferta de productos está mejor distribuida, “el usuario la tiene toda enfrente”, recalca. Como no hay obrador, la producción se hace íntegramente en Séneca, “de manera que hemos tenido que renovar maquinaria, mejorar todo lo que se ha podido”.
Cualquier apertura implica nuevo equipo. En este caso, los nuevos integrantes se han distribuido entre los dos espacios para que haya personal experimentado en ambos puntos de venta, ya que “la idea es que esta nueva tienda funcione sola porque no podemos estar en todas partes”.
Hasta el momento, la acogida es buena, y eso que no han hecho casi difusión. “Simplemente se lo hemos dicho a unos amigos y lo hemos anunciando en nuestro perfil de Instagram. Confiamos en el producto porque es lo que, a largo plazo, puede o no funcionar. Si el producto gusta, irá creciendo poco a poco por sí solo, y es lo que queremos, que la gente se vaya fidelizando”, apunta.