La original fórmula del festival Sherbeth, un gran obrador a cielo abierto con heladeros de todo el mundo, se celebró del 28 de septiembre al 1 de octubre, en el centro histórico de Palermo. La afluencia, cifrada en 400.000 personas, volvió a batir récords, degustando 16.000 kilos de producto durante las cuatro jornadas. Pero más allá de estas grandes cifras, la cita contó con una nueva edición del Concorso Internazionale Gelato del Mediterraneo “Procopio de’ Coltelli”. El maestro heladero Angelo Corvitto fue el presidente de un jurado compuesto también por Alessio Calamini, presidente honorario, Paolo Marchi, periodista enogastronómico y fundador del salón Identità Golose, y Silvana Vivoli, maestra heladera de fama internacional.
El jurado tuvo la difícil tarea de evaluar el trabajo de 45 heladeros de todo el globo, que presentaron helados muy variados, pensados y ejecutados desde tradiciones gastronómicas y escuelas de formulación muy distintas. Tras su deliberación, se premió dos propuestas procedentes de Japón. Así compartieron la medalla de oro, Satoshi Takada, de la heladería Risunomori, en la ciudad de Abashiri, y Taizo Shibano, del establecimiento Malga Gelato, en Nonoichi. Por su parte, Takada sorprendió con el excéntrico sabor Naghi, una crema helada de chocolate blanco, té verde matcha, miel neozelandesa Manuka y vino passito di Pantelleria, “un helado que une Sicilia y Japón a través de un puente imaginario de dulzor”, asegura. Shibano, en cambio, conquistó al jurado con un sorbete de piña, apio y manzana, "una explosión de frescura dirigida a la salud del cuerpo y del alma”, afirma su creador.
El segundo clasificado y medalla de plata fue para el mexicano Alfonso Jarero con el helado “Me late el corazón”. Este profesional fusionó una cobertura de chocolate al 64% y la frescura del zumo de frambuesa. Finalmente, la medalla de bronce recayó en la creación “Stragianduia” de Stefano Ferrara, de la heladería Pingüino Natural Gelateria di Roma, a base de cacao y avellanas.