En Libo Café. cafetería y heladería inaugurada por Fernando Mira en 2019 en el interior de la Sala de Conciertos Maria Cristina de la Fundación Unicaja, se puede consumir un helado, un café o una copa de manera relajada y rodeado de arte. Se trata de uno de los edificios más emblemáticos de la cultura musical, pictórica y arquitectónica de Málaga y Andalucía, construido en 1871 sobre los restos de un monasterio franciscano del siglo XV, que actualmente organiza numerosos conciertos y actos adaptados a las circunstancias actuales. En este contexto, Casa Mira ofrece una carta de helados con algunas de sus grandes especialidades tradicionales como turrón, mantecado, chocolate, crema tostada o sorbete de limón. Y lo hace poniendo atención en cada detalle, desde el hilo musical hasta la decoración floral y, como no, la vajilla de porcelana, la cristalería... por poner un ejemplo de este cuidado, los helados los sirven en una copa de cristal a la que llaman media luna que tiene un diseño exclusivo y que lleba varias generaciones en la familia.
Mira es consciente de que la vajilla y la cubertería son complementos que ayudan a prestigiar la experiencia de degustación del helado. Tal como explica, "fue después de un viaje a París y de ver con que respeto trataban el producto en las pastelerías como si fueran verdaderas joyas, cuando entendí que debía dar ese mismo trato a mi helado. Ladurée, Pierre Hermé, Michalak... sin duda, son referentes y profesionales a los que admiro". Nunca le gustaron las copas con sombrillas, bengalas y siropes, por eso no duda en "utilizar vajillas contemporáneas y más similares a las de la restauración, sin adornos innecesarios, ya que creo que es así como se da la importancia que merecen estas cremas heladas". Como curiosidad, reconoce que sigue usando el porcionador de bola en vez de la nuez de helado tan habitual en la restauración, ya que "no debo ni quiero olvidar los orígenes de donde vengo. Como ya he dicho muchas veces, hay que conservar el pasado mirando al futuro”.
Fotos: Koke Pérez