El Museo del Chocolate de Barcelona celebra sus 15 años de vida con un balance más que positivo. No sólo aumenta el número de visitantes cada año, sino también la calidad del servicio y las nuevas prestaciones de la tienda, que pronto incorporarán pantallas para seguir en directo lo que sucede en las aulas de la Escuela de Pastelería de Barcelona. Jordi Barri, responsable de la Comisión del Gremio de Pastelería de Barcelona para el Museo, nos adelanta también que en un plazo de dos años comenzará el nuevo proyecto de reforma integral, una segunda etapa para una institución que se ha convertido en un centro de referencia en torno al chocolate. Esta es la entrevista íntegra que mantuvo con nosotros y que salió publicada en el pasado Dulcypas #437.
¿En el balance de estos 15 años del Museo, se han cumplido los objetivos?
Se han cumplido los objetivos sobradamente. El balance es muy positivo, nunca nos hubiéramos imaginado estos resultados. Después de 15 años de vida hemos consolidado un proyecto cultural de referencia en Barcelona. Nos hemos convertido en un espacio único dedicado al chocolate, un negocio con una salud económica sostenible. Si el Gremio de Pastelería de Barcelona tenía la intención de reivindicar esta tradición y la autoría de la mona de Pascua a través de un espacio singular como éste, hemos conseguido posicionar el Museo de Chocolate de la manera más tangible posible. Hemos ensalzado también la pastelería catalana, la vertiente artística del chocolate y al pastelero catalán como un referente. Lo que se pretendía junto con el Born Centre Cultural era también dinamizar este barrio que era sólo de ocio nocturno, no había nadie que aparcara aquí el autocar.
"Seleccionamos destinos turísticos importantes buscando el retorno inmediato de la inversión, con vistas a llamar la atención de operadores turísticos, cruceristas, etcétera."
¿Cómo van las visitas al Museo?
Cada año que pasa el Museo tiene más visitantes y no es casualidad, hay una labor detrás. Hemos superado el millón y medio de visitantes y alrededor de un 56-57% son turistas, con lo que estamos bien posicionados a nivel internacional. El resto es público local, familias, comunidad educativa, etc. Hacemos jornadas de puertas abiertas para los profesores, trabajamos codo con codo con la Universidad de Barcelona (UB), tenemos convenios con otros museos, somos un espacio pequeño, pero que no cesa de hacer actividades.
Una de las líneas de trabajo más importantes para aumentar el número de visitantes extranjeros es la promoción internacional a través de la participación en workshops. Es la parte que comporta mayor gasto. Tratamos de optimizar al máximo los recursos que tenemos, que son limitados. Seleccionamos destinos turísticos importantes buscando el retorno inmediato de la inversión, con vistas a llamar la atención de operadores turísticos, cruceristas, etcétera. Sin embargo, nuestro objetivo no es tanto aumentar el número de visitantes, sino la calidad y la satisfacción del visitante. Tenemos, por ejemplo, autoguías que dan la bienvenida en el idioma del visitante, tratamos en definitiva de que la experiencia sea lo más gratificante, con una buena atención al servicio.
Hablando de los colectivos potenciales, ¿habéis conseguido llegar a todos ellos?
El colectivo más complicado siempre es el de la tercera edad, pero en realidad el público joven, entre 18 y ventitantos años, siempre es el que más se resiste. Por eso hemos planteado una serie de actividades y una parte de nuestra programación cultural a conciertos, espectáculos de verano, etcétera, para llegar a este colectivo. No es nada nuevo que no le ocurra a otras instituciones.
"Se está trabajando en un proyecto absolutamente estructural, en una reforma integral del Museo de Chocolate. Tras 15 años toca dar un paso firme."
¿Cuáles son vuestras ventajas diferenciales?
Tener la posibilidad de ver un dragón de Komodo o la Piedad de Miguel Ángel en chocolate, es nuestra ventaja competitiva, en eso somos fuertes, eso es lo que más nos diferencia. También se valora nuestra variada oferta de actividades.
¿Para cuándo la reforma del Museo?
La buena marcha de las nuevas instalaciones de la Residencia, con una ocupación que está al 100 x 100, hace pensar que el Gremio de Pastelería de Barcelona podrá acometer la reforma del Museo dentro de unos dos años. Son proyectos que se han tenido que ir consolidando para dar paso al siguiente, es un ejercicio de corresponsabilidad que explica la buena trayectoria del Museo y de la Escuela de Pastelería de Barcelona. Se está trabajando en un proyecto absolutamente estructural, en una reforma integral del Museo de Chocolate. Tras 15 años toca dar un paso firme.
¿Qué proyectos tenéis entre manos próximamente?
Queremos que el Museo sea más interactivo, más dinámico, que esté alejado de un espacio que sólo se puede visitar si vienes físicamente aquí. Colocaremos cámaras en las aulas de la Escuela, de manera que la gente podrá ver desde la cafetería, en directo vía streaming, lo que está pasando, o desde los propios centros educativos que envían a sus alumnos a la Escuela. El Museo será un espacio visitable desde cualquier punto del mundo. Será un gran escaparate de la pastelería y una nueva oportunidad para hacer pedagogía, para transmitir los valores de la pastelería catalana a las nuevas generaciones, queremos reivindicar este oficio.
"El Museo será un espacio visitable desde cualquier punto del mundo. Será un gran escaparate de la pastelería y una nueva oportunidad para hacer pedagogía, para transmitir los valores de la pastelería catalana a las nuevas generacione"
¿Cómo funciona la renovación de las piezas, cómo se va estructurando la oferta?
A través de un concurso anual, internacional, de figuras de chocolate que convoca el Gremio con un tema que escogemos previamente, y que permite la renovación de las piezas. Si además alguien quiere exponer una pieza, se presenta a la comisión del museo y se estudia. Si se considera interesante por tema, complejidad, nivel artístico... se acepta.