Investigadores de la University of Portsmouth han descubierto que el color del cuenco en el que se sirve la comida influye en la percepción del gusto de los picky eaters (personas muy selectivas con la comida).

El experimento reunió a casi 50 personas para medir su neofobia alimentaria (miedo o rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos). Los participantes, que se dividieron en picky eaters y no picky eaters, probaron los mismos snacks servidos en tazones rojos, blancos y azules. Los resultados revelaron que tanto el sabor salado como el deseo de los alimentos estaban influenciados únicamente en el grupo de picky eaters. Concretamente, los snaks se percibieron más salados en el tazón rojo o azul que en el blanco, y menos deseables en el rojo.

El informe, publicado en Food Quality and Preference journal, abre la puerta a investigar más con el fin de ayudar a los picky eaters a ampliar su dieta alimentaria. Según el Dr. Lorenzo Stafford, del departamento de Psicología de la universidad, “tener dietas restringidas puede conducir a deficiencias nutricionales, así como a problemas de salud como enfermedades cardíacas, mala salud ósea y problemas dentales”. Con este hallazgo, “si quisiéramos animar a un picky eater a probar más vegetales que se sabe que son amargos, podríamos intentar servirlos en un plato o tazón que se sabe que aumenta la dulzura. A través de más investigaciones, podríamos determinar formas de ayudar a influir positivamente en la dieta de una persona y, como resultado, en su salud mental y física”.