El confinamiento para contener el coronavirus ha privado a los sevillanos de uno de sus festejos más vistosos y emotivos: la Semana Santa. Una situación excepcional que, sin embargo, ha activado aún más la creatividad de Manu Jara, que en estos días sólo mantiene abierta su tienda de la calle Pureza en Triana para despacho de pan y algo de bollería. El chef, que en años anteriores había colocado en sus vitrinas a la torrija como producto estrella, ha creado un producto para poder disfrutar de la pastelería típica de Cuaresma durante todo el año: el Torrisant, “un juego que combina mis orígenes franceses y la tradición española”.

Para su elaboración, Jara emborracha el croissant en un almíbar especiado con miel de Aracena y perfumado con vino Denominación de Origen Montilla Moriles, rebozado en azúcar y canela. Se venderá durante todo el año, a granel y al peso en cucuruchos de papel que recuerdan a los capirotes nazarenos. El objetivo, asegura, es, tras los días de reclusión, “recuperar las costumbres de esta primavera con un bocado dulce”.