El Gremio de Pastelería de Barcelona espera un leve incremento de ventas, de entre el 3% y 5%, en esta campaña navideña. La causa es que la Navidad de 2021, ya sin restricciones, se vio afectada a última hora por la oleada de la variante ómicron del coronavirus que anuló algunos encuentros familiares. Ahora la previsión es comercializar unos dos millones de unidades de turrón y cerca de un millón de roscones, cifras similares a 2019. Respecto al panettone artesano de pastelería, en cambio, se prevé que continúe un fuerte incremento de ventas de más del 8%.
Según su presidente Antoni Bellart, "somos optimistas y esperamos una buena campaña de Navidad, como las de antes". Sin embargo, alerta de que la actual escalada inflacionista, sobre todo la subida de la factura de la luz, pone en riesgo parte del sector. "Somos pequeñas empresas, sin capacidad de gestionar una situación de incertidumbre como esta, no podemos repercutir el incremento de costes en nuestro cliente y solo nos queda reducir margen".
Aunque los turrones clásicos, como el de yema tostada y los de Jijona y Alicante, siguen siendo los más vendidos, las pastelerías catalanas vuelven a mostrar su originalidad con turrones de autor y sabores osados, entre los que triunfan las combinaciones con chocolate, pralinés y ganache como base. El contraste se busca con ingredientes como la fruta, frutos secos, barquillos, quicos, pistacho, etc. También crece la oferta de turrones que reproducen pasteles como el cheesecake o el tiramisú.