En 2002, Oriol Rossell, junto a su pareja Maria Vidal, se enfrentó al reto de continuar con una panadería centenaria fundada por sus abuelos, con mucho arraigo en el centro de El Vendrell, Tarragona. Cambió el nombre por el de L'Obrador y empezó un nuevo camino basado en tres grandes pilares: el postre de restaurante, el catering y los productos de tienda.
En 2019, Rossell y Vidal se marcaron un nuevo desafío: hacer una reforma integral de la tienda de L'Obrador para dar dinamismo a la venta diaria con una imagen inspirada en las bakeries de San Francisco. Un diseño que da mayor visibilidad a una de las grandes especialidades de la casa, las cocas, y que impulsa la degustación con una mayor rotación de clientes y rapidez en el servicio.