Con menos de 25 años, Pau Carranza tuvo que impulsar el negocio familiar -Pastisseria Larrosa (Flix, Tarragona)- al perder a sus padres. Un desafío que afrontó recuperando la actividad panadera de una familia con más de cinco generaciones de historia y llevándola a la excelencia con un discurso singular y renovado.
Con el fin de mejorar, este joven profesional ha recurrido a libros, revistas y a compañeros de oficio como Roger Canela de PaPanBread (Lleida). En los últimos años ha recibido numerosos reconocimientos, como mejor pan de Sant Jordi o mejor pastel de queso de Catalunya, así como la distinción Fava de Cacau entre las mejores pastelerías de Catalunya.