Arte Heladero llega en clave culinaria con un número que gravita en torno a un oficio que siempre ha aspirado a englobar al resto de disciplinas gastronómicas. La cocina de autor se presenta, así, desde sus variadas facetas, desplegando todo su potencial para enriquecer la heladería. Precisamente con la intención de ser un reflejo de esa multiplicidad de caras, la revista muestra la apertura de una heladería inspirada íntegramente en la cocina de autor, Arigato; un trabajo de investigación con un claro protagonista, el vino de Jerez palo cortado, de Carlo Guerriero; y el postre de restaurante como la fuente de la que emana la creatividad de David Gil. Y seguimos avanzando en el número a través de un concepto, el sabor como el parámetro predominante de los helados de un menú de degustación, con Albert Soler y Lluís Ribas; la tapa helada como recurso para presentar el helado gastronómico de una manera distinta, con Matteo Reggio; y un método de trabajo para confeccionar una oferta de helados para el restaurante, de Yon Gallardo. No en vano la hostelería cobra fuerza en una parte cada vez más importante del sector artesano, sobre todo en la heladería que renuncia al “sueño invernal” que sucede a la campaña de verano.

De ahí que dediquemos un número especial, monográfico, a un área de influencia y trabajo que solo puede redundar en beneficio de la heladería. Así lo vemos, largo y tendido, a través de testimonios de profesionales que toman la forma de reportajes, entrevistas y artículos de fondo. Cocineros que abren heladerías inusuales; conceptos, técnicas y tecnologías que ayudan a redefinir la formulación; trabajos de investigación que se enriquecen del mundo del vino; y metodologías que ahondan en la organización del restaurante para ofrecer el mejor helado posible son contenidos que desfilan por una pasarela diferente, cerca de los fogones.