Este 2020, la pastelería oscense cumple 130 años y para celebrarlo ha decidido cambiar por primera vez el packaging de su producto estrella: el pastel ruso. "Desde su creación, en 1974, lo hemos comercializado con el mismo embalaje y este año nos ha parecido especial como para dar este paso", explica Sura Ascaso, responsable de Desarrollo de Negocio de la empresa.

El diseño de la nueva caja sigue la línea creada por la marca en los últimos años y se alinea con su identidad gráfica, marcada por los colores azules intensos y fucsias y sus característicos círculos.  "En esta ocasión, además, hemos distinguido a nuestra elaboración más emblemática con tintes cromáticos en dorado”, indica Sura Ascaso. Aunque, sin duda, lo más destacable es que Ascaso ha apostado por la sostenibilidad medioambiental al reducir el plástico un 93,5% con respecto al anterior empaquetado y utilizar tintas con certificación de base vegetal. “El actual packaging está realizado con un cartón respaldado con el sello FSC de gestión forestal responsable, reforzado y de gran gramaje, para seguir optimizando las condiciones de conservación y durabilidad propias del pastel ruso, y facilitando su mantenimiento incluso en los grandes viajes", añade.

Pastel ruso de la pastelería AscasoOtra de las características del nuevo embalaje es la simplificación de la información para destacar las propiedades del producto y del envase. Además, se le ha añadido una cita escrita por la familia, “ya que este pastel es nuestra creación más personal”, afirma.

El pastel ruso de Ascaso, con una textura entre esponjosa y cremosa, contiene avellana, almendra, clara de huevo, espuma de praliné y un “toque secreto”. Distinguido con el sello C’Alial de Calidad Alimentaria otorgada por el Gobierno de Aragón, es un gran ejemplo de la pastelería que practica este negocio familiar, que da valor a la riqueza de las materias primas.