Nos apuntamos a la moda de los listados, que tanto furor causan en Internet. Después de presenciar el magnífico trabajo de los alumnos de 4º curso de la EPGB, ya licenciados y convertidos en auténticos profesionales, nos atrevemos a enumerar cinco razones para hacer de la pastelería la profesión de tu vida.
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1. Pleno empleo. El pastelero, por regla general, no conoce el paro. Más bien al contrario. Hay numerosas plazas por cubrir tanto en obradores como en restaurantes y hoteles. Podríamos afirmar por tanto que se trata de una profesión de presente y futuro.
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2. Prestigio social. Ya no es ese oficio al que se dedicaban exclusivamente los hijos de otros pasteleros o aquellos que no habían podido o querido estudiar. Sin alcanzar aún el glamur del que goza la cocina, la pastelería disfruta hoy de un merecido reconocimiento por parte de la sociedad. Ya se puede decir con orgullo, “soy pastelero”.
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3. Universalidad. La pastelería está de moda en todo el mundo. Y en algunos países infinitamente más que en el nuestro. Eso significa que un buen pastelero encontrará multitud de puertas abiertas en Singapur, San Francisco o Qatar. La pastelería le permitirá por tanto viajar, conocer mundo, vivir experiencias y establecerse en la ciudad más insospechada.
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4. Satisfacción. Ya dijo Brillat-Savarin que la invención de una nueva receta aporta más felicidad a la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella. Estrellas ya hay bastantes. Y es que pocas actividades proporcionan tanto bienestar a los demás como la pastelería. Contribuir con tu trabajo a que otro se sienta bien, te llenará de satisfacción.
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5. Mucho arte. La pastelería, en sus diversas facetas, es un terreno propicio para desarrollar la imaginación y la creatividad. Algunos incluso hablan de arte. Un arte efímero, que diría Paco Torreblanca, pero un arte a fin de cuentas. Por tanto, no hay que buscar manifestaciones como la pintura para dar rienda suelta al artista que llevas dentro. Lo puedes hacer dentro de tu propio oficio.
Ahora bien, no debes elegir la pastelería bajo ningún concepto si no te apasiona. Sin ese ingrediente imprescindible, no te compensarán las muchas horas que hay que dedicarle y los inmensos sacrificios que se requieren. Incluso se podrían enumerar cinco o más buenas razones para no ser pastelero. Pero eso lo dejamos para aquellos que no sienten pasión por este oficio.