La Universidad de East London (UEL), con el apoyo de la azucarera Tate & Lyle Sugars y el estudio de arquitectura Grimshaw, ha desarrollado un innovador material de construcción que ya ha sido premiado internacionalmente. Se llama Sugarcrete y ha sido creado a partir de la mezcla de las fibras de caña de azúcar sobrantes de la extracción de la savia, conocidas como bagazo, con aglutinantes minerales y arenosos hechos a medida.

Tras dos años de desarrollo, la UEL asegura que Sugarcrete puede utilizarse y reutilizarse en estructuras nuevas o ya existentes, sustituyendo tanto al ladrillo como al hormigón. Asimismo, asegura que es de cuatro a cinco veces más ligero que los bloques de hormigón, sólo usa entre el 15 y el 20% de su huella de carbono y reduce sustancialmente los costes.

“La caña de azúcar es el mayor cultivo del mundo por volumen de producción: cada año se producen en el mundo casi dos mil millones de toneladas, de las que se obtienen 600 millones de toneladas de bagazo de fibra como subproducto. Utilizando un producto a base de biorresiduos como Sugarcrete, podríamos sustituir la industria tradicional del ladrillo, lo que supondría un ahorro potencial de 1 080 millones de toneladas de CO2, el 3% de la producción mundial de CO2. El entorno construido genera el 40% de las emisiones mundiales anuales de CO2. A pesar del objetivo mundial de mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados, se calcula que la superficie construida mundial se duplicará de aquí a 2060. Por tanto, debemos desarrollar alternativas a los métodos de construcción actuales", afirma Armor Gutiérrez, profesor titular de Arquitectura de la UEL.