Según las previsiones del Gremio de Pastelería de Barcelona, los catalanes comerán un millón de roscones de Reyes el próximo 6 de enero, una cifra ligeramente superior a la del año pasado. Más unidades, asegura, pero en formato más reducido debido a las restricciones a causa del coronavirus. Tal y como ha pasado con otros dulces de Navidad como los turrones o los panettones, las medidas medianas y pequeñas se imponen, por tanto, las ventas en kilos serán similares a las del 2019.

El Gremio también cree que las recomendaciones de reducir la movilidad y el hecho que el Día de Reyes caiga en miércoles provocará ventas desiguales; mejores en las grandes ciudades e inferiores en pueblos de veraneo y segundas residencias. Respecto a ingredientes, el de mazapán y fruta confitada volverá a ser el más vendido, aunque cada vez tienen más éxito los rellenos de nata, crema o trufa.

Para su presidente Elies Miró, la venta estable de roscones en los últimos años se debe a una revalorización del producto artesano. “Los hacemos como antes: con tiempo, masa madre, productos de calidad, sin conservantes ni colorantes artificiales, a mano, uno a uno y la misma noche de Reyes. El resultado es un brioche tierno con un sabor y un aroma espectaculares, y el cliente lo valora”.