Con motivo del 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, los pasteleros del Gremio de Pastelería Artesana de Bizkaia van a preparar más de cinco toneladas de buñuelos y casi tres de huesos de santo. Desde hace 100 años estos postres se consumen tradicionalmente en esta festividad en el territorio vizcaíno y este 2020, “a pesar de lo atípico de este año y el impacto que el SARS-CoV-2 ha tenido sobre nuestras pastelerías, no podíamos faltar a esta cita que lleva casi un siglo arraigada en los obradores artesanos”, explican desde el Gremio.
Las primeras versiones de estos productos datan entre los siglos XVI y XVII. El buñuelo consiste en una pasta de harina que se fríe y actualmente se rellena con nata o crema. El proceso de elaboración, indican, “comienza hirviendo agua con mantequilla y sal. Durante la cocción, se añade harina y, cuando todos los productos están perfectamente aunados, la mezcla se retira. A la masa resultante se le añade vino dulce y huevo hasta que quede ligera. Tras ello, se fríe y, por último, se rellena”. Respecto a los huesos de santo, su receta es una evolución de las tradicionales masas de mazapán y su origen se vincula a la gastronomía árabe. “La receta de los Huesitos parte de una masa de almendra batida que se templa a unos 112ºC. Tras ello, la mezcla se retira, se cubre y, una vez fría, se estira en una lámina de tres o cuatro milímetros de grosor. A la superficie resultante, se le da forma de canutillo con un rodillo especial. Una vez lista, se rellena de yema dura, se baña y, por último, se hornea hasta que el baño se seca”, afirman.