El Día de Reyes los catalanes comerán más de 900.000 roscones, más de la mitad en Barcelona y provincia, según las previsiones del Gremio de Pastelería de Barcelona. El de mazapán seguirá liderando las ventas, pese al éxito creciente de los rellenos de nata, crema o trufa. Además, el típico dulce continuará reinventándose, adaptándose a todo tipo de familias en proporciones y medidas, y dando la opción de consumirlo “bajo en azúcar”. “Afortunadamente”, asegura Elies Miró, presidente del gremio, “cada vez somos más conscientes de que somos lo que comemos” y recuerda que “un roscón que lleva una semana en el lineal de un supermercado o una franquicia incorpora una cantidad elevada de conservantes artificiales. El roscón artesanal es de corta duración, por eso lo hacemos la Noche de Reyes con horas de elaboración y fermentación, sin añadir conservantes ni colorantes artificiales”.
La valoración del roscón artesano también se percibe en Madrid, donde los pasteleros están constatando con satisfacción la creciente tendencia del consumidor por adquirir el roscón realizado artesanalmente y consumido unas horas después. Este año las cerca de 600 pastelerías de la comunidad autónoma venderán casi dos millones y medio, tal y como afirma ASEMPAS. Los madrileños, según la Asociación, se inclinan más por piezas de 500 gramos y un 45% prefiere el producto relleno de nata o trufa.
Para ayudar a distinguir un roscón de pastelería de uno industrial, el gremio de Barcelona recuerda cinco aspectos diferenciales: masa madre, ingredientes de calidad, nada de conservantes ni colorantes, más de seis horas de preparación y elaboración a mano y de uno en uno.