En palabras de Albert Soler, este concurso “me ha dado la oportunidad de probar nuevas técnicas como el nitrógeno líquido”, incorporando un topping diferente al habitual que también se encuentra a una temperatura de frío negativo. Estos tropezones tienen dos texturas en albaricoque, una exterior y una interior más cremosa. “La encapsulación de un producto congelado tiene muchísimas posibilidades en heladería”, sostiene. Esta experiencia tan positiva “me ha dado fuerzas para continuar probando técnicas nuevas en los helados, sobre todo de cocina”, continúa. El jurado también supo valorar la apuesta por el maíz dulce, un producto poco habitual en helados.
Pero más allá de este golpe de efecto en la degustación, la participación en este evento ha servido al hermano mayor de Carles Soler para “compartir maneras de trabajar, conocimientos y visiones sobre el sector”, asegura.
El jurado del Concurso estuvo formado por Pablo Galiana en representación de Anhcea, Lluís Ribas, y Luis Concepción por parte de Arte Heladero.
De forma paralela al Concurso, se realizaron varias charlas técnicas de introducción a la heladería para los alumnos de la Escuela de Hostelería y Turismo de Girona. Pablo Galiana y Lluís Ribas tuvieron la oportunidad de explicar algunas nociones básicas para el alumnado de cocina y romper tópicos habituales en cocina sobre el helado.