Durante los últimos diez años, el heladero italiano Giapo Grazioli está trabajando para cambiar la función del helado a través del ingenio y la imaginación. Sólo hay que ver algunos de sus lanzamientos como sus conos portátiles que se sostienen en las yemas de los dedos o sus exuberantes labios de chocolate negro.
Su última creación no defrauda, ya que presenta el cucurucho en forma de rebanada. En este caso, relata, "en vez de enrollar el barquillo, se dobla de una manera diferente. Así, disponemos de más espacio para incluir todas las cosas que nos gustan y permite ver lo que nos espera con nuestra próxima cucharada o bocado".
La presentación también es curiosa ya que "lo servimos en un plato como si fuera un trozo de pastel". Es más, añade, "estamos barajando diferentes opciones de embalaje y pronto se podrá comprar en un juego de 5-8-10 como si fuera una tarta".
Con este lanzamiento, el cucurucho se concibe una vez más como un postre con mucha personalidad en su heladería de Auckand (Nueva Zelanda).