En un evento oficial celebrado ayer en las instalaciones de la Escuela de Pastelería de Barcelona (EPGB), los cuatro gremios de pastelería catalanes (Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona) han anunciado que el brazo de gitano es el Postre Emblemático de Catalunya. Esta iniciativa, enmarcada en los actos de Catalunya Región Mundial de la Gastronomía, quiere destacar el carácter representativo de esta especialidad en todas sus variantes como un producto tradicional y típico, que consume la sociedad catalana de forma habitual en sus celebraciones y reuniones ocasionales.
Miguel Zaguirre, presidente del Gremio de Pastelería de Barcelona, ha querido reivindicar en nombre de los cuatro gremios, la importancia de la pastelería dentro de la gastronomía catalana. “La cultura pastelera, con una amplia variedad de productos y elaboraciones, está estrechamente ligada a nuestra identidad y tradición, tanto a través de hábitos gastronómicos como de la red de comercio de proximidad”, ha comentado. Y en ese contexto, la votación que han hecho todos los pasteleros de las cuatro provincias para seleccionar un postre emblemático que los represente se ha decantado por el brazo de gitano. “Simboliza a la perfección nuestro gran patrimonio pastelero”, ha concluido.
La profesora de la EPGB Lluïsa Estrada ha presentado un brazo de gitano inspirado en el gran clásico, con un bizcocho tierno y esponjoso, relleno de una crema de pastelera y quemado con pala. Respecto al origen del producto, las primeras alusiones bibliográficas que se tienen están fechadas de principios del siglo pasado. El nombre de la especialidad se asocia al uso de calderas de bronce en los obradores, un útil cuyo mantenimiento solía hacer la comunidad gitana. Como recompensa de su labor, el pastelero solía enrollarle una plancha de bizcocho con algun tipo de crema, un postre que se llevaba bajo el brazo.
Esta leyenda está ampliamente extendida, pero no está del todo probada. Marta Manzanares, investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid, sí que confiere credibilidad a la relación entre pasteleros y caldereros en el siglo XIX, además de confirmar que este segundo oficio solía recaer en manos de la comunidad gitana. Precisamente, la asociación Veus Gitanes considera positivo reivindicar la denominación de este pastel y vincularlo a dicho origen, como un aspecto a tener en cuenta de los Postres Emblemáticos de Catalunya.