Si hay algún concurso pastelero que ha ganado reconocimiento, popularidad y deseo por participar con el paso de las ediciones, este sin duda es el Concurso al Mejor Croissant Artesano de España. Un reconocimiento que está directamente relacionado con la repercusión que tiene la victoria en cada una de las pastelerías ganadoras y también en el efecto que ha producido indirectamente de preocupación en el sector por elaborar un mejor producto. Y es que para eso tiene sentido un concurso de estas características; motivas a los profesionales a mejorar la calidad del producto y estableces una sana rivalidad por ver quién será el ganador en cada nueva convocatoria.

Vista general de los croissants paarticipantesAyer martes vivimos una nueva edición del concurso, y hay muchos motivos para estar satisfechos con el balance. Primero por el volumen de participantes, los 61 croissants a concurso suponen un récord de participación nada desdeñable teniendo en cuenta las 14 ediciones a sus espaldas. En segundo lugar por el factor territorial, ayer pudimos reconocer muchas caras en el transcurso del  concurso procedentes de otros puntos lejanos de Barcelona o Catalunya, incluso habían dos participantes procedentes de las Islas Canarias. Está claro que es un concurso que tiene una dificultad añadida para aquellos profesionales que no están geográficamente cerca de Barcelona. Si quieres tener posibilidades de ganar debes traer un producto lo más fresco y recién horneado posible. De hecho sabemos de buena tinta que la mayoría de participantes de fuera de Catalunya buscan entre sus contactos y amistades catalanas para poder cocer el producto fuera de casa y mejorar sus posibilidades competitivas.

Y por fin ha ocurrido, un participante de fuera de Catalunya, de Madrid para ser más concretos, se ha alzado vencedor. El equipo de Panem con Antonio García e Ignacio Ramiro al frente, se impuso con autoridad (530 puntos y a cierta distancia del segundo) y un precioso croissant de cierta altura y quizá algo menos enrollado que el prototipo de croissant que venían ganando en ediciones precedentes.

Croissant ganadorLa victoria de Panem por lo tanto exporta más que nunca el atractivo de ser “Mejor Croissant de España” a otras latitudes del país, algo que probablemente se notará en las ediciones posteriores. Y no solo se notará en cuanto a la procedencia de los participantes sino que seguramente se detectará también ese amor por la bollería elevada a la perfección que recorrerá las vitrinas de cada vez más establecimientos en todo el país.

Hay otro factor que merece la pena destacar de la victoria del equipo de Panem. Sí, es una panadería la portadora del trofeo este año. Y es que la bollería es una disciplina puente que une ambos oficios, algo que hablaba personalmente con uno de los miembros del jurado esta edición, Yohan Ferrant, panadero y director de la Baking School de Sabadell. Ya tuvimos una experiencia similar cuando Ton Cortés se hizo con el Mejor Panettone de España, otro gran concurso organizado por la EPGB. Las afinidades entre pastelería y panadería se multiplican y para nosotros es una alegría ver cómo la calidad y la preocupación por la excelencia se convierten en un denominador común de cada vez más artesanos, tengan un ADN más panadero o pastelero, qué importa, estamos en el siglo XXI y cualquier esencialismo que no aporte un valor añadido particular está de más.

El croissant sale de paseo con sus mejores galas. Es momento de disfrutar de sus andares y de aprovechar su presencia cada vez más extendida para rendirle pleitesía en cualquier rincón. ¿Nos vemos en Madrid?