Índice Pascua 2016
Pasen niñas y niños, padres y madres, abuelos, abuelas y público en general. Entren en la feria de chocolate diseñada por Marc Mir, déjense sorprender por sus autos de choque, por el tiovivo o por la máquina de palomitas que reparte perlitas de chocolate blanco. Y cuando lleven un rato disfrutando de las brillantes y sobrias piezas de este chef chocolatero, empiezan a hacer cola en la atracción estrella del recinto, una noria 100% de chocolate que se mueve. ¿Es magia? No, es artesanía en estado puro
Marc Mir (Fleca Mir de Sant Pau de Segúries, Girona) fue uno de los protagonistas del último curso de Pascua organizado por la Escuela de Pastelería de Barcelona (EPGB), de la que por cierto es exalumno. Su trabajo se centró en motivos típicos de una feria que fue adaptando a figuras de chocolate. Uno de los aspectos más sorprentes del resultado, fue la confección de cada elemento de las piezas a base de utensilios próximos al obrador, por ejemplo los clásicos moldes de huevos y esferas, pero otros menos convencionales como los de media caña, tartas semifrías o incluso caramelos.
Marc Mir desplegó un repertorio de piezas de gran elegancia, todas elaboradas en chocolate negro y pistoleadas después especialmente solo en cuatro colores básicos (rojo, azul, verde y amarillo). Una sobriedad que no impedía dejarse llevar por el nivel de realismo de cada trabajo, así como por los numerosos detalles que enriquecían cada pieza.
La estrella indiscutible de la colección fue la noria de chocolate. Un trabajo de locos, o quizá mejor dicho de ingenieros, por lo difícil que supone dar a cada parte de la pieza un peso no excesivo y una exactitud geométrica en las medidas, a fin de lograr que el conjunto se pueda mover, rotando sobre su propio eje, tal que si de una noria de madera, metal o plástico se tratara. No os perdáis el vídeo de demostración en el que se aprecia al propio autor poniendo a prueba su artilugio 100% de chocolate.
Pero como decíamos, absolutamente todas las piezas tenían sus curiosidades y pequeños detalles, sorprendentes por esa capacidad de reciclar toda clase de moldes propios de la pastelería reconvertidos en colchonetas, globos, techos, cúpulas, saquitos, contenedores de palomitas, etc. Viendo trabajar a este joven chocolatero afincado en el Pirineo catalán, comprendemos porque ha conseguido en un par de ocasiones la victoria en el concurso de figuras de chocolate del Museo de Chocolate de Barcelona. Son piezas de concurso, compartiendo técnicas y trucos que dicen mucho de su autor, por ejemplo el hecho de ser poco partidario de utilizar el aire frío compromido para cristalizar las juntas de chocolate, puesto que según él a la larga hace más frágil el resultado. O por ejemplo cuando ves cómo ha elaborado la cubierta del tiovivo, a base de triángulos exactos cortados a patrón y juntados uno a uno hasta conseguir una circunferencia prácticamente perfecta.
Por eso este artículo no solo sirve como motivo para inspirarse directamente en las muchas ideas planteadas por Marc Mir, sino también para disfrutar pura y llanamente del talento desplegado por este profesional. Pasen y disfruten.