A tan solo unos meses de celebrar su 90 aniversario, Pastelería Mallorca presenta un nuevo catálogo con nuevas incorporaciones como el Kouign Amann, el Cronut, la cookie salada de chocolate, la cake de naranja, la tarta de queso de Fismuler o una carrot cake reinventada.
Este catálogo, que se mantiene fiel a los valores y filosofía de la marca, es el resultado de años escuchando las necesidades de sus clientes. De ahí que su finalidad sea ofrecer productos que emocionen tanto al equipo del obrador como al comensal.
Entre todas sus novedades, destaca la apuesta estrella de Pastelería Mallorca para esta temporada: su nueva caja de pasteles. Con un diseño renovado, minimalista y vanguardista, propone una cuidada selección de pasteles entre los que se encuentran grandes clásicos como los éclairs, la tartaleta de crema y frambuesa o la tartaleta de limón, y sorprendentes elaboraciones como el tatin de manzana y especias en miniatura, el “Cookies & cream a nuestra manera”, un pastel intenso y texturizado de caramelo salado y el nuevo éclair de frambuesa y albahaca.
Para Jacobo y Pablo Moreno, actuales directores de producción de Pastelería Mallorca y miembros de la cuarta generación de la familia, “de alguna forma esta caja de 12 pasteles representa exactamente nuestros valores, mostrando nuestra apuesta por combinar el saber hacer y la excelencia de nuestros clásicos con las novedades más atrevidas, jóvenes y contemporáneas. Queremos innovar y modernizarnos sin perder nunca el respeto y sin dejar de valorar los orígenes que nos han acompañado durante 90 años de historia y nos han traído hasta aquí.”
En el resultado final de este catálogo, los procesos de producción a la antigua usanza han recuperado inesperadamente un gran protagonismo. Tras meses de pruebas y análisis, los hermanos Moreno y su equipo llegaron a la conclusión de que volviendo a los orígenes de Mallorca, en los que las manos del pastelero y la calidad de las materias primas eran la clave del éxito, y eliminando los principales procesos industriales en la manipulación de sus masas, se obtenían productos de una calidad excelente. Además, se ha eliminado la automatización en el formado de todas las piezas de hojaldre y croissant, y se han recuperado los procesos manuales.