Tras un 2020 marcado por las restricciones del coronavirus, el Gremio de Pastelería de Barcelona confía en que las ventas Navidad crezcan este 2021. Como explica su presidente Elies Miró, “superar la pandemia ha sido difícil para muchos agremiados, pero vemos una revalorización del producto artesano, local, de proximidad, acabado de hacer y elaborado sólo con ingredientes naturales de alta calidad”.

Su previsión es igualar las cifras de turrones artesanos y roscones de 2019 (dos millones y cerca de un millón respectivamente) e incrementar las de panettones artesanos. Y es que, según la entidad, el consumo de panettone se ha multiplicado por diez desde 2014 en todo el país. Este boom se debe a varios factores, explica Jose Romero -profesor de la EPGB y experto en este producto- “su masa madre aporta aromas, texturas y sabores que hace que quieras más. Además, tiene una conservación larga, no necesita nevera, acompaña cualquier plato y se ha convertido en un buen regalo cuando te invitan a comer o cenar”. Para el pastelero, añade, es adictivo, “es un reto porque tiene una elaboración compleja y muy técnica. Y cuando empiezas, no quieres parar hasta que salga bien”.

Respecto a los turrones, Miró destaca la renovación constante del catálogo. “Todos creamos nuestras novedades con nuevos sabores o mejorando recetas de siempre, y entre todos conseguiremos una diversidad de propuestas de dulces de Navidad espectacular”. Entre los turrones innovadores de autor triunfan las combinaciones con chocolate, pralinés y ganache como base, y contrastados con fruta o frutos secos. Los más vendidos, sin embargo, siguen siendo los clásicos: el de yema tostada y los de Xixona y Alicante con almendra marcona. Los formatos pequeños siguen en boga y otra tendencia, acelerada por la pandemia, es el crecimiento de la venta online, especialmente en productos de larga conservación.