El viaje de Jordi Roca emprendido hace años con el fin de elaborar su propio chocolate ha llegado este fin de semana a destino. Casa Cacao abría sus puertas en el centro de Girona (Plaça Catalunya) el pasado sábado 15 de febrero. Ha sido un periplo largo, extenso e intenso, que ha supuesto viajes físicos a las plantaciones de origen, aprendizajes de todo tipo relacionados con la manipulación de esta materia prima y los diferentes estadios de su fabricación (fermentado, secado, conchado…), un libro que anticipaba la apertura de la chocolatería y hotel y, como no podía ser de otra manera, un repertorio de tabletas y productos chocolateros que ya están disponibles para el público, elaborados bajo la atenta mirada de Jordi Roca y su responsable de obrador para estos menesteres, Damian Allsop.
Ambos, Jordi Roca y Damian Allsop, antiguo mentor del propio Jordi, han desarrollado durante los últimos meses una intensa labor de ensayo y error para dar con unos chocolates personales, nacidos de orígenes únicos que han ido personalmente a adquirir y que se basan en el comercio justo con pequeñas comunidades agrícolas en Perú, Venezuela, Colombia y Ecuador. Son los protagonistas indiscutibles de la planta baja de Casa Cacao. Están manufacturados a conciencia, con la personalidad creativa y única de sus autores. De hecho ya tuvimos la oportunidad de probarlos hace unos meses, en su fase final de gestación. “Además de dulce o amargo, el chocolate puede ser ácido o afrutado y tener otros mil acentos con los que jugaremos”, comenta Jordi Roca en el comunicado de apertura. Si la haba es de variedad de cacao blanca o negra, también determina su experiencia de sabor, por no hablar de cómo puede cambiar el resultado a partir de un mismo cacao en función de las horas de conchado y tostado, la temperatura y el resto de variables que intervienen en el proceso de elaboración.
Las tabletas de chocolate están envueltas en papel vegetal procedente del reciclaje de la propia fibra de la planta de cacao. Son las estrellas de la tienda junto a otras “chocolatessens” en las que no faltarán diferentes colecciones de bombones. El obrador a la vista en el que se fabrica el chocolate desde el origen, bean to bar, es otro de los grandes atractivos del espacio, y el que atraerá la mirada desde el exterior. La planta baja de Casa Cacao también cuenta con una chocolatería donde sentarse a disfrutar de elaboraciones chocolateras, bebidas calientes y frías y un surtido de pastelería con el sello de Jordi Roca.
Otro nombre propio vinculado a Casa Cacao es el de Anna Payet, la mujer de Joan Roca es la directora del hotel de Casa Cacao y la responsable de extender el espíritu hospitalario de El Celler de Can Roca a estas dependencias. En las cuatro plantas del edificio se distribuyen un total de 15 habitaciones que no solo están pensadas para los clientes del restaurante, aunque sí quieran mostrar el mismo espíritu de “hacer sentir como en casa al cliente”.
El edificio cuenta también con una terraza pensada para los clientes del Hotel, donde puedan desayunar y disfrutar de las vistas al Barri Vell de Girona que desde ahí se pueden contemplar. Casa Cacao es fruto del proyecto de interiorismo firmado por Sandra Tarruella, ejecutado por Arcadi Pla y con un proyecto arquitectónico firmado por el Estudio Callís Marès.