Aunque el término "experiencia" está muy gastado, como comenta Xano Saguer, el nuevo proyecto que Espaisucre ofrecerá a partir de este 4 de julio es sobre todo eso, una experiencia gastronómica, sensorial, didáctica y lúdica. Son solo 12 comensales los que se sientan en torno a una única mesa especialmente diseñada para una puesta en escena completamente atípica. Y también único es el menú, compuesto por tres tapas saladas, cinco postres y tres tapas dulces, todo ello armoniosamente maridado con los cócteles creados por Javier Caballero.
Este es el guión escrito por Jordi Butrón y Xano Saguer para Essence - The Sweet Experience, una obra que se representará cada noche a las 21.00 de martes a sábado en la biblioteca de la escuela. Pero eso no es todo. Ni mucho menos. El espectador no solo degusta sino que además recibe las explicaciones necesarias para entender el porqué de las combinaciones propuestas, conocer el origen de los ingredientes y comprender la idea que hay detrás de cada plato, como si de una clase magistral se tratara. Para ello la sala cuenta con un proyector y cada comensal dispone de una tablet con toda la información sobre lo que esta comiendo, además de los instructivos comentarios de los anfitriones.
Espaisucre nació en el año 2000 como el primer restaurante de postres del mundo al que poco después se sumó una escuela. Ahora es una reconocida escuela en la que además de formación reglada se imparten “clases” en las que se aprende disfrutando de una degustación excepcional, o dicho de otra forma, se disfruta aprendiendo.
Essence es por tanto fruto de la experiencia y de la madurez profesional de Butrón y Saguer, de su capacidad para reinventarse, otro concepto también manido pero muy descriptico en este caso, y encontrar su sitio en el agitado panorama gastronómico actual. Una madurez que se aprecia especialmente en el diseño de un servicio en el que nada es casual, desde la vajilla hasta el orden en el que se van sucediendo los platos, incluida la genial sorpresa final, que no vamos a desvelar. Y una madurez que también se hace presente en unos postres perfectamente hilvanados, redondos en su construcción y sobre todo buenos, muy buenos, algo en lo que sus autores hacen especial hincapié en esta nueva etapa.
En definitiva, un espectáculo con el que Butrón y Saguer, Saguer y Butrón vuelven a la vanguardia gastronómica. Buena suerte.