Ruta Dulcypas 2020 por pastelerías asturianas. El índice:

Gijón es cosmopolita, joven, abierta. Una ciudad con dos caras pasteleras: una muy tradicional, con establecimientos históricos que van cerrando por la falta de relevo generacional, y otra más actual, que apuesta por una nueva gama de productos sin renunciar a elaboraciones emblemáticas. Este segundo grupo acaba de recibir un buen impulso con la apertura de un establecimiento que ya está dando mucho de qué hablar. Se trata de Praliné, en el que el pastelero Jaime Rodríguez está demostrando que sí hay una demanda para la pastelería más moderna. En DPAS 470, en el bloque dedicado a la pastelería asturiana, descubrimos este establecimiento y mantenemos una charla con su impulsor que ahora compartimos en abierto.

portada dulcypas 470

Descubre Dulcypas #470

Háblanos un poco de tu trayectoria.

Yo provengo de una familia pastelera con establecimiento muy consolidado en Sama de Langreo. La pastelería se llama Betty y empecé a ayudar en ella en 1996, justo tras el rediseño que hicimos. Mi padre vio que me gustaba el oficio, así que me animó a salir y formarme bien. Viajé a Barcelona y aprendí junto a Joan Mas. También he estado en cursos de grandes como Frédéric Bau y Yann Duytsche, en l’École Valrhona de Tain l’Hermitage. He estado desde entonces al frente del obrador familiar.

Y decides dar el salto para montar tu propio establecimiento.

Sí. Trabajé con mis padres y mi hermano hasta el año pasado. Siempre tuve esa inquietud de caminar en solitario y sentía que había llegado el momento.

"Me gusta Gijón. Y veía que había pastelerías que cerraban por no tener continuidad, así que decidí tirarme a la piscina y buscar mi hueco"

¿Por qué te decides a abrir en Gijón?

Me gusta Gijón. Y veía que había pastelerías que cerraban por no tener continuidad, así que decidí tirarme a la piscina y buscar mi hueco. Es un paso que requiere de valentía y de mucha inversión. Yo aposté por no montar el obrador junto a la tienda, sino colocarlo a 500 metros. Así tenía un espacio más grande, de 200 metros cuadrados, para trabajar a gusto y para poder crecer.

Vitrina de bombones en Praliné

¿De dónde viene el nombre de Praliné?

La verdad es que no tiene una historia específica detrás. Le di muchas vueltas al tema del nombre y cogí un nombre pastelero y fácil de recordar, que además hace referencia a un producto de calidad. Y me gusta mucho el fruto seco.

¿Y cómo definirías tu oferta?

Es un híbrido entre una pastelería tradicional y propuestas más modernas. Trabajamos de todo, desde bollería hasta bombonería, individuales, tartaletas, tartas… En Asturias es esencial trabajar un buen hojaldre y tenemos clara nuestra apuesta por una buena materia prima. Al final se trata de reunir buenas condiciones para que te salga un buen producto.

"En Gijón hay mucha gente joven con ganas de probar. De hecho, aquí tiene más aceptación la pastelería moderna que la pastelería tradicional"

Escaparate de bombones en Praliné¿Qué tal está siendo la respuesta en los primeros meses?

Muy buena. Estoy contento con el boca a boca después de estos primeros meses. En Gijón hay mucha gente joven con ganas de probar. De hecho, aquí tiene más aceptación la pastelería moderna que la pastelería tradicional.

La estética de la tienda se acerca a lo que podría ser una boutique de lujo, con un packaging que incluso simula el mármol.

El cuidado estético siempre quise introducirlo. En mi opinión, el packaging es fundamental. Aquí combinamos el producto a la vista con el producto ya preparado para coger y llevar. ¿Por qué tengo que decir ponme 1 kilo de pastas de té o de bombones? Es mejor tenerlo ya empaquetado de forma elegante. Si este producto de impulso funcionaba en un pequeño pueblo como es Sama de Langreo, imagínate su potencial en nuestra ubicación actual. Por aquí pasan muchos turistas y grupos que desembarcan de cruceros. Es una línea con mucha demanda.

¿Qué planes tienes de cara al futuro?

Ahora se trata de asentar la tienda y el equipo (somos 10 personas entre tienda y obrador) y luego ir abriendo hacia empresas, con una idea clara: yo no entro en una guerra de precios. Si se quiere calidad, hay que estar dispuesto a pagarla.

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