Paco TorreblancaDel 27 de abril al 18 de junio el Museo de Bellas Artes de Murcia (MUBAM) acogió un repertorio de 11 piezas artísticas de azúcar elaboradas por Paco Torreblanca e inspiradas en algunos de los cuadros de la colección del centro. Once piezas por tanto que suponen un reencuentro del gran maestro pastelero con su pasión y que demuestran el virtuosísimo que ha desarrollado a lo largo de los años en esta disciplina. Su habilidad no solo queda sobradamente reflejada en la perfección de cada trabajo, sino también en la variedad de técnicas y materias utilizadas para su ejecución. Pero para hablar del arte, es necesario identificar un estilo, una manera de plantear cada boceto… Torreblanca demuestra una estrecha conexión con el arte pictórico español y es gracias a esta conexión que ha logrado trazar un camino único, diferenciado de la clásica escuela francesa de las composiciones de caramelo artístico.

 

Los franceses son los grandes maestros del azúcar artístico, algunos de ellos, como por ejemplo Stéphane Klein, han conseguido una técnica tan depurada que sus piezas son inigualables, lo reconoce el propio Paco Torreblanca. Pero sus trabajos suelen ser figurativos, réplicas de un original y en ellos se encuentra a faltar una personalidad o estilo propio. No solo un estilo propio, una mirada diferente, un universo personal. Es lo que más pudieron disfrutar los visitantes de Gastroarte 2 en el MUBAM hasta el  18 de junio. Nada más acceder al recinto, un mural con una sugestiva mano y el nombre del maestro daban la bienvenida. Debajo se podía leer una cita de Junichi Tanizaki y su ensayo de referencia “El elogio de la sombra”. Dos ideas quedan claras de esta presentación: la estrecha conexión de Paco Torreblanca con la cultura japonesa y el juego de sombras y volúmenes que dan consistencia a cada una de las obras.

Es precisamente en ese juego de sombras en el que el fotógrafo Jose Luis Merino ha basado su reproducción de las piezas –que también podéis apreciar en estas páginas- y del proceso de confección por parte del artista. Estas fotos también conformaron parte de la exposición y de su material de presentación. El fotógrafo y diseñador murciano ha querido mostrar en sus instantáneas el carácter alquimista que Paco Torreblanca logra en su transformación del azúcar en una obra escultórica. De la nada, de las sombras, de una sustancia tan poco evocadora en apariencia como el azúcar, nace algo mágico, las manos del alquimista convierten esa materia en algo precioso y a la par efímero.

Paco Torreblanca trabajando con azúcar

La versatilidad del maestro alicantino no solo se refleja en los estilos y técnicas empleadas en cada pieza, también en el uso de diferentes ingredientes: azúcar pastillaje, caramelos blanco y negro, azúcar soplado y estirado, manteca de cacao, coberturas negras, con leche y blanca, e incluso varios pasteles de autor que acompañan cada pieza.

Las flores son un motivo de inspiración recurrente y tradicionalmente conectado al caramelo artístico. Por eso algunos cuadros como los dos de Pedro Sánchez Picazo, “Claveles y Margaritas” y “Panderetas de Rosas” sirven para mostrar la habilidad de Paco Torreblanca en esta labor. Brillo, color y perfección en los pétalos. Pero también en los zócalos y su juego de transparencias, por no hablar de la pintura rota y vuelta a recomponer cuya visibilidad del remiendo es un guiño al arte japonés, que recomienda mostrar el proceso de “rotura y arreglo” como parte de la expresión del autor en cada una de sus piezas únicas. La corona de espinas de caramelo, los clavos de chocolate o la sábana de pastillaje ayudan a vestir la interpretación que hace el maestro pastelero de la obra “Cristo yacente” de Domingo Valvidieso y Henarejos. Una máscara elaborada primero en escayola y trasladada luego a materia dulce interactúa con el cuadro “Escena de las cruces” de Juan Martínez Pozo. Las alas de San Miguel (Joan de Joanes), las guirnaldas de frutas de caramelo soplado (Joris Van Son) junto a unos cuernos de cabra, la mano de escribano de San Jerónimo (José Ribera), las cartas de la baraja española sobre una silla (Adolfo Rubio Sánchez), Las entrañas de Adolfo X El Sabio (Anónimo) y la simbólica calavera, serpiente y libro del lienzo dedicado a San Francisco de Asís ante la Inmaculada Concepción (Anónimo), completan una colección que merece ser disfrutada prestando el máximo de atención a cada pieza.

 

La inauguración de la obra contó con un nutrido público compuesto sobre todo de familiares y personas allegadas a Paco Torreblanca. También nos encontramos a muchos compañeros del sector, aunque lo que más llamó la atención fue la presencia de importantes figuras de la élite culinaria nacional: Albert Adrià, Quique Dacosta, Susi Díaz, Paco Roncero o Alberto Chicote por citar algunos. Son el perfecto indicativo de la fuerte influencia que ha ejercido Paco Torreblanca a lo largo de su dilatada trayectoria no sólo en su faceta de formador de otros grandes pasteleros del país, sino también en las mentes más brillantes de la revolución gastronómica que ha vivido nuestro país en los últimos 25 años. No es casualidad que hayan dejado por escrito sus más sentidas dedicatorias a la exposición y al propio Paco, figuras como Ferran Adrià, Martín Berasategui, Joan Roca o Pedro Subijana.

 

De la nada, de las sombras, de una sustancia tan poco evocadora en apariencia como el azúcar, nace algo mágico, las manos del alquimista convierten esa materia en algo precioso y a la par efímero

Una ocasión como esta no era para menos.La trayectoria de Paco Torreblanca suma con Gastroarte 2 un broche muy especial a su faceta más artística y escultórica. De hecho, esta faceta ya quedó ampliamente desarrollada en el libro editado por Grupo Vilbo en 2008 Colección, que repasaba su virtuosismo con el azúcar y el pastillaje a través de dos volúmenes con recetas y procesos paso a paso. Hoy vuelve a poner de relieve su maestría artística y a reivindicar el carácter único y sin parangón de sus logros. ¡Bravo maestro!

portada libro "Colección"