Con una ligera pero consistente ventaja sobre sus más directos competidores, el español Lluc Crusellas consiguió proclamarse World Chocolate Masters el pasado 31 de octubre en París. El Mejor Chocolatero del Mundo 2022 sumó 434 puntos a lo largo de siete pruebas que se prolongaron durante tres intensas jornadas, en el gran espacio habilitado para la cita dentro del Salon du Chocolat. El francés Antoine Carréric hizo saltar por los aires las quinielas de los dos primeros días que lo dejaban fuera de la puja por la victoria, y escaló a la segunda plaza con 405 puntos. Mientras que otro de los grandes finalistas del primer día, el griego Nicolas Nikolakopoulos, les acompañó en el podio siendo los tres únicos concursantes en superar la barrera de los 400 puntos. Hasta ahí la foto finish, pero una competición de la envergadura del WCM ha dejado muchas otras imágenes para el recuerdo y reflexiones que merece la pena tener en cuenta.
“Es brutal, todavía estoy asimilando lo que acabamos de hacer en París”, nos decía a pie de podio Lluc Crusellas. Por primera vez en la historia de esta competición -ocho ediciones, 17 años- un español se proclama vencedor. De hecho, hasta la fecha ningún representante nacional había conseguido subir al podio. Por eso también quiso transmitir que con su trabajo "quería que se sintiera identificada toda la pastelería española". Pero sus intenciones eran claras incluso antes de terminar: “hemos venido con todo, a por todas y con ganas de intentar hacer algo diferente”, confesaba solo 24 horas antes de saber el resultado. Con solo 26 años -también es el ganador más joven de la competición-, Luc Crusellas ha hecho realidad un sueño altamente deseado que analizaremos en detalle, contando con sus propias impresiones, en la próxima edición de Dulcypas.
Lo que empieza bien…
Lo sabíamos con bastante antelación, el catalán al frente de la pastelería de Pavic iba a por todas, acompañado de un amplio equipo con 18 colaboradores directos y habiendo vivido una intensa preparación de año y medio de duración. Por eso el hecho de merecer la puntuación más alta del primer día no hacía más que confirmar los mejores presagios que ese trabajo previo había insuflado.
Para alcanzar ese ilusionante hito de la jornada inicial primero tuvo que presentar un espectacular escaparate artístico protagonizado por un elefante de chocolate de más de 170 kilos, que iba a simbolizar la lucha por la supervivencia ante un cambio climático amenazante. También agradó especialmente su propuesta #Share, es decir la creación para compartir basada en el desarrollo de un surtido de chocolates confeccionados en impresora 3d de la marca Monalisa, y que acompañó con 500 muestras que se repartieron simultáneamente entre todo el público asistente.
Desde ese primer día de escapada en solitario, Lluc Crusellas solo tuvo que preocuparse de que el resto de sus propuestas quedaran lo suficientemente bien como para que el pelotón con los otros 17 aspirantes no le recortara distancias. Si bien el segundo día se abrieron algunas dudas con el postre de la prueba #Taste, cuya ejecución no fue del todo perfecta según algunos jurados, finalmente el resto de pruebas (bombón, pastelitos #transform y pieza artística #design) le permitieron mantener y hasta mejorar la ventaja adquirida respecto a la mayoría de contrincantes.
Grecia, Japón, Italia y 14 historias más
Son muchas las imágenes que registraron las omnipresentes cámaras encargadas de la transmisión en directo por parte de la productora Berlin Creative Studio a lo largo de los tres días de contienda, aunque siempre hay historias "behind the scenes" y relatos que solo llegan a los oídos más despiertos.
Por ejemplo, y aunque ni siquiera llegó al podio, fue el japonés Jiro Tanaka el que con más claridad le disputó el trofeo a Lluc Crusellas. Premiado en varias categorías con la mejor puntuación -3d Share, postre Taste y bombón-, fue la caída de su espectacular pieza de escaparate el primer día lo que le dejó fuera de la pelea por el título e incluso a punto de perder la plaza del tercer día entre los 10 mejores.
El griego Nicolas Nikolakopoulos fue junto al español el que más asombro despertó con prácticamente todo su trabajo, especialmente desde el lado más artístico, y el que por tanto demostró una regularidad similar y méritos para estar en el podio. Eso sí, nadie igualó al catalán tampoco en la cantidad de premios especiales otorgados, atesorando los galardones del público, de la prensa especializada, el de la mejor vitrina llamada #Wow y el de la pieza de menor tamaño #Design.
Otra historia de fortaleza y arrojo la protagonizó la única mujer finalista, la italiana Anna Gerasi. Su trabajo minimalista y amante de los detalles mereció acabar en el cuarto puesto además de ser distinguida con el premio a la actuación más sostenible.
Las otras 14 historias no son menos cautivadoras, la remontada del francés sobre todo el último día, galardonado con el mejor premio en la modalidad del pastelito #Transform, el competitivo trabajo del chino Jacky Lung, la gran degustación del coreano Dongusk Kim, el carácter empático y reivindicativo del candidato polaco de origen ucraniano Igor Zaritskyi o la espectacularidad en la mayoría de los “assignments” del representante belga Togo Matsuda, por citar algunas que se nos han quedado en la retina.
Arriesgar y agradar
Una de las particularidades que hace más especial el World Chocolate Masters como competición de élite en su constante evolución es su vocación innovadora. Empuja a los participantes a explorar territorios desconocidos para dar respuesta a desafíos como la sostenibilidad o la introducción de nuevas tecnologías en el obrador. Le preguntaban al jurado español Miquel Guarro qué esperaba de los candidatos. Su respuesta no podía ser más definitoria: que le sorprendan, algo nuevo. Para destacar, es obligatorio arriesgar y agradar al mismo tiempo.
Por supuesto no podemos obviar el interés privado de la firma chocolatera que impulsa la competición, Cacao Barry. La enorme inversión que se dedica a este puro espectáculo en torno al chocolate no puede dejar ningún detalle a la improvisación, y eso implica también un reglamento que cada vez es más complejo y exigente en su acertada interpretación.
Por eso buena parte del mérito de la victoria de Lluc Crusellas pasa por haberse sabido rodear de un equipo que le ha ayudado a realizar una interpretación correcta de lo que se iba a valorar más en cada prueba. También le ha arropado para mantener una actitud psicológica inquebrantable y le ha acompañado en su viaje a París y en un despliegue deslumbrante, desde la condición prácticamente de staff propio, con una imagen de equipo a modo de uniforme, hasta elementos como el de la espectacular grúa que permitió transportar el cuerpo del elefante hasta la vitrina donde debía ser expuesto.
En definitiva, son muchos los detalles que ha dejado tras de sí una edición muy especial y esperada, después de cuatro años de sequía en la arena internacional, una pandemia y todo el deseo acumulado por recuperar la presencialidad en eventos tan especiales como este. Poco a poco iremos desgranando aspectos que todavía no han sido contados del WCM, y también repasaremos aquellos que merece la pena volver a contar para saborearlos mejor.