En 2015, Abel Bravo inauguraba Glea, una pastelería fina de vanguardia en el centro de Murcia que se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan marcados sabores y texturas y, además, valoran el producto de proximidad. Seis años después, el chef, que no estaba completamente satisfecho con el diseño inicial de la tienda, ha decidido realizar una reforma integral.
El propósito, tal y como él mismo nos explica, es potenciar la degustación, algo muy cultural de Murcia y por lo que su cliente muestra más interés. "Pero no queríamos hacerlo de cualquier manera", aclara, "porque empezamos a hacer pequeñas reformas y entendimos que necesitábamos algo más ambicioso”. La idea de este cambio de imagen no ha sido algo improvisado, Bravo llevaba mucho tiempo pensándolo y el tiempo y el coronavirus le ha dado la oportunidad de llevarlo a cabo.
El pastelero, que también ejerce como técnico de las firmas Corman y Callebaut, ha confiado en Alexia Martínez Interiorismo para crear “un espacio cómodo, moderno y atractivo que reflejara bien nuestra imagen”, afirma. Un local que se adapta mejor a los gustos e intereses del cliente, ya que se ha dado cuenta a lo largo de los años que algunos los productos en los que invierte más esfuerzo e ilusión, como las tartas semifrías, no son los que generan más demanda. En cambio, el repertorio de bollería y los cakes tienen una gran acogida. “Aunque sea en un pastel semifrío donde más claramente se puede ver un nivel de perfección y una determinada complejidad gustativa y estética, todo el repertorio de Glea está hecho con el mismo patrón, por eso la bollería y los cakes también son productos llenos de detalles personales, de estilo propio y de exigencia por una perfección excepcional”, añade.
En definitiva, es un paso valiente y orientado a consolidar su imagen como una pastelería de autor diferente y personal. ¿Cómo? Por ejemplo, se ha reducido un poco el espacio del obrador para ampliar la zona de tienda, y toda la vajilla y el utillaje para la degustación in situ está hecho de madera y diseñado por un artesano murciano. Junto a Abel Bravo, su pareja Poli Gómez y sus padres se mantienen codo con codo con la misma ilusión del primer día haciendo de Glea una realidad única y sobresaliente.